19 abril, 2024

CARTA DE UN HIJO QUE NO NACIO



Querida Mami:

El que debió ser mi padre andaba lejos del país.
No bastaron las promesas de amor que escribías y, en su ausencia surgió otro hombre, de ese romance fui engendrado yo.

Que grato recuerdo guardo, mamá, de los tres meses y 21 días que me acunaste en tu vientre, me sentí tan seguro!

Había que blanquear el desliz matando al delator, y este era yo.
Por entonces, no supe de las discusiones con tu amante, pues el quería verme nacido y tu no.

¡Que peleas!
¡Hasta que le arrancaste el dinero que costo mi defunción!
A todo le ponen precio, ¡hasta el asesinato de un inocente!
¡Que caros son los abortos!, comentaste.

No justifico tu crimen, pero te perdono.

Lo que no me cabe en la cabecita es la maldad de aquella bestia, vestida de blanco.
Que dolor tenebroso, cuando me punzó con aquella enorme aguja y me despedazó y después, ¡aquella maldita aspiradora que se tragó mi cuerpecito a pedazos!

También a ti te traumó.
Conozco, mamá, tus largas noches en vela y tus sobresaltos.
Se que me amas, pues sueñas conmigo y mas de alguna vez te has preguntado, con remordimiento si soy niña o niño, o que alegrías te hubiera traído.

¿Sabes, mami, que los niños menos deseados, al nacer, son más amados?
¡Soy niño!
Me parezco más a ti que al seductor que te engañó.

¡Como me vas a olvidar, si yo a cada momento pido a Papá Dios que borre de tu mente esas pesadillas que turban tu descanso y te dan muerte en vida!

Por eso, ¡Que alegría cuando buscaste al sacerdote que te inspiró confianza, y te reconciliaste con el Señor de la vida¡

Querida mama, quiero verte feliz.
Recuerda los consejos que te dio el sacerdote al despedirte:
 -¡Hija, Dios Padre ya ha hecho su obra de amor en ti, el tiempo ira sanando las heridas. La paciencia de Dios y su misericordia son infinitas!
¡Dios te ha perdonado!

Mientras te estoy escribiendo, tengo a mi lado a Antonio.
Bueno, es un decir, porque mi amigo, al igual que yo no tenemos nombre ni apellidos.
Lo mató su mamá porque, muy joven ella, una noche que regresaba a su casa, un hombre la violó.
Y porque no amaba a su violador, se deshizo del hijo a las pocas semanas de haberlo concebido.

A mi amigo le obsesiona esta pregunta: 
-¿Por que si mi mamá no amaba al hombre que la violo, me mató a mí, que la hubiera amado siempre y jamás me hubiera avergonzado de ella?

Aquí, en el reino del amor, sólo entendemos el lenguaje del amor; por eso, no comprendemos esos argumentos acerca del aborto; por mala conformación del feto, por violación, por dificultades económicas de los padres, por no querer mas hijos, que la familia pequeña vive mejor, etc.

Pienso que ni las guerras, ni Hitler con sus cámaras de gas letal han realizado tan criminal y desmedida masacre.

Con los abortos se han privado a la humanidad de brillantes filósofos, músicos, pilotos, economistas, profesores, estadistas, pintores, arquitectos, periodistas, santos y santas.

A mi todos me dicen que quizá hubiera sido un habilidoso cirujano o un pianista a lo Mozart.
Cuando nos reunamos, mami, ¡ya veraz que manos tengo!

Lo que mas me agrada es cuando me dicen: ¡tu mama tiene que ser muy hermosa!.

No llores mami.
Perdóname y ámate como Dios te ama.
Olvida tu pasado.

¡Ah! se me olvidaba.
Aunque me consumo por verte, no te des prisa en venir, pues mis hermanos te necesitan.
Hazles a ellos lo que nunca pudiste hacerme a mí.

Fíjate que cuando bañas al bebé o lo amamantas, no sé, me entra un poquitín de añoranza de todo lo que pudo ser y no fue.

Me hubiera gustado ser amamantado con leche de tus pechos; ser acariciado por esas manos tan lindas y tan semejantes a las mías, manos de cirujano malogrado.

Y termino pidiéndote un favor.
No para mi comprenderás, ¡sino para que a otros niños no los maten como a mi¡

Si conoces a una joven que quiera abortar o un sujeto que monta campañas a favor del aborto o un medico asesino que se burla o una enfermera que se presta a este crimen, cámbiales ese corazón de piedra por uno de carne.

Préstanos tu voz a los millones de niños sin voz, y grítales a todos que tenemos derecho a vivir como ellos, y que, aunque nadie nos ame, tenemos derecho a amar.

Exigimos que nos dejen vivir para amar, aunque no nos amen
¡Es tan triste tener un corazón para nada!

Hasta que nos veamos, mami, entonces te enseñaré lo mucho que te amo, te amé y te amaré.

Te espero con la boca aun sin estrenar, rebosante de besos que tengo guardados para ti!


¡Te amo mami!
Soy tu hijo. 

Anónimo